Sin tener la más mínima idea de lo que significa construir una catedral, muchas veces digo que escribir ‘Arde Madrid’ ha sido como construir una catedral. Una vez tuvimos la idea (Madrid 1961. Ava Gardner vive Madrid, en Doctor Arce 11 y tiene por vecinos al General Perón y su esposa) empezó el proceso de documentación: biografías de Ava Gardner y su tiempo en Madrid. Entrevistas con gente que la conoció. El Madrid de la época. El exilio de Perón en Madrid y su relación con Franco. La relación entre los Perón y Ava Gardner. La sociedad de la época. La música de la época. El cine de la época, etc, etc… Pero teníamos claro que no queríamos ni una serie histórica, ni un biopic de Ava Gardner. De trabajos anteriores en teatro, tuve la oportunidad de documentarme a fondo sobre La Sección Femenina de Pilar Primo de Rivera y por el desarrollo de la mujer en una sociedad tan estrecha y dura para ella en formación, sexualidad, sociabilidad y libertades en general.
El contraste entre cualquier mujer española de la época y Ava Gardner daba para mojar pan. De ahí surgen los auténticos protagonistas de ‘Arde Madrid’: Manolo y Ana Mari, el servicio de la estrella de Hollywood. A través de sus ojos y sus vivencias se ha escrito toda la serie. “Solo vemos lo que ven ellos”, fue la primera premisa de escritura. Y luego están los universos. Uno alrededor de los criados. Y otro a través de Ava. Y cómo no, ambos se cruzan, con todas barbaridades que la cabeza nos ha dado de sí. Una de las partes más complicadas de la escritura fue encontrar el tono. Había que atender al thriller, a la trama romántica, a lo histórico, y a la comedia. A los personajes históricos y a los ficticios. Hubo que hacer hasta ocho versiones del capítulo 1 para empezar a ver algo de luz. A diferencia de trabajos anteriores de Paco, donde los actores no tenían guión, en Arde Madrid el guión está al 100 por 100. Incluso las secuencias que hemos improvisado en rodaje, venían pactadas de guión con líneas de diálogo.
